lunes, 20 de diciembre de 2010

Mi Historia

Hace 17 años por segunda vez fui mamá, esta vez de un hermoso niño. Un regalo muy especial lleno de ternura y rebosante de un gran carisma, adicional a un problema ortopédico totalmente desconocido en la clínica ortopédica de entonces. Por años, hemos transitado juntos preparándonos para numerosas cirugías, este año la número doce, unas largas recuperaciones en donde aprendimos a hacer baño en cama, a manejar yesos, férulas, vendajes, tutores externos, anticoagulantes, analgésicos, relajaciones y visualizaciones, a divertirnos aún sin locomoción. Tras esta historia hemos sentido numerosas alegrías y satisfacciones, el compromiso y la ética profesional de los dos ortopedistas que han liderado las intervenciones y tratamientos, el amor, la acogida y la disposición de tantas enfermeras, camilleros, conductores de ambulancias, en los cuales hemos visto claramente la compañía de nuestro Señor. A veces en momentos de oscuridad y confusión, siempre hubo alguien que portara la luz y la llevara hacia nosotros.

A lo largo de estos años, aprendí que este tipo de misiones las llevamos unos pocos, tal vez unos elegidos para encargarnos de seres realmente hermosos. Sólo me queda dar gracias infinitas a la vida por tan profundas oportunidades de entender que el sentido y la verdad de las cosas está en lo más pequeño, en lo más simple.